El pan de muerto ha sido un aliciente para la industria panificadora en este 2020. De acuerdo con la Cámara Nacional de la Industria Panificadora y Similares (CANAINPA), en el país existen unas 200 variedades de este particular pan, cada uno con las especificaciones de la región donde se elabora.
Este año, por los estragos causados debido a la pandemia de Covid-19, la población enfrenta las consecuencias económicas, lo que ha generado perdidas para la propia industria del pan. Según cifras de la propia CANAINPA, las pérdidas para este año se calculan en cerca del 75%.
De forma desglosada, durante el confinamiento, las panaderías en colonias y zonas residenciales perdieron aproximadamente el 50% de las ventas, mientras que las ubicadas en zonas comerciales perdieron cerca del 70%. A pesar de estos números, durante los últimos dos meses y medio (cuando comenzaron las primeras ventas de pan de muerto) se pronostica una recuperación del 30%.
Sobre los tipos de pan de muerto que existen en el país, la CANAINPA registró: con forma de planta, fitomorfos; de persona, los antropomorfos; inclusive los que tienen forma de deidades mitológicas, nitomorfos. Existen los golletes, las ánimas, los caballitos; la característica común es que son panes más elaborados, es decir, más ornamentados que los panes de consumo habitual.
Todos los panes de muerto que se venden en México han sido el aliciente para la recuperación de las panaderías locales, por lo que se espera una venta ligeramente más prolongada a la temporada típica para su elaboración, venta y consumo.
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