El sector turístico de Acapulco, uno de los destinos más emblemáticos de México, ha sufrido un golpe devastador tras el paso del huracán Otis.
Con daños incuantificables en hoteles y otros establecimientos turísticos, la ciudad se enfrenta a un desafío monumental para recuperarse y restaurar su vibrante industria turística.
En momentos de ayuda todo México pone su granito de Arena por Acapulco
En respuesta a esta crisis, el gobierno mexicano ha anunciado una reunión con empresarios para diseñar una estrategia de apoyo y rescate al sector turístico de Acapulco.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha enfatizado la necesidad de “poner de pie” a Acapulco lo más pronto posible, y ha anunciado que se llevará a cabo una reunión entre diversas dependencias e iniciativa privada para organizar un plan que ayude a enfrentar los efectos del huracán Otis en Guerrero y establecer así una propuesta de apoyo al sector turístico.
Esta reunión, programada para las 17:00 horas, contará con la participación de ocho funcionarios del gabinete del presidente, así como diversos empresarios.
El objetivo de la reunión es diseñar un plan de apoyo integral para el sector turístico de Acapulco, que incluirá una revisión de las empresas turísticas que cuentan con seguro y la coordinación con las aseguradoras para agilizar los trámites.
Para aquellos que no tienen seguro, se buscará la forma de beneficiarlos con créditos baratos tanto de la banca comercial como de la banca de desarrollo.
Además, se instalarán puentes aéreos para evacuar a los turistas y llevar ayuda humanitaria y médicos a las zonas afectadas por el huracán.
Las autoridades locales y municipales de Guerrero y la Guardia Nacional implementarán una estrategia de control del ingreso a Acapulco para garantizar la seguridad y permitir que los elementos puedan limpiar la zona.
El huracán Otis, que se intensificó de tormenta tropical a huracán categoría 5 en menos de 12 horas, ha dejado un saldo de 27 muertos y miles de damnificados.
La recuperación de Acapulco es una prioridad para el gobierno mexicano, que ha garantizado que cuenta con financiamiento y activará dos fondos por más de 600 millones de dólares para afrontar los daños.