Tras la actuación musical de John Lennon, acompañado por cantantes de todo el mundo, mil 800 drones iluminaron los cielos del Estadio Nacional de Tokio. Como parte de la inauguración, los drones tomaron la forma de un globo terráqueo, lo que mandó un mensaje de esperanza y unidad.
Seiko Hashimoto, presidenta del Comité Organizador de Tokio 2020, y Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), subieron al escenario para unas breves declaraciones.
La pandemia ocupó un lugar preponderante en ambos discursos de este año. Hashimoto, siete veces atleta olímpica, se dirigió a la multitud en japonés.
El poder del deporte
“Hoy, con el mundo enfrentando grandes desafíos, algunos están cuestionando nuevamente el poder del deporte y el valor de los Juegos Olímpicos”, dijo Hashimoto.
“Los ciudadanos del mundo y el pueblo de Japón están con nosotros en espíritu. Mientras los atletas de todo el mundo se reúnen aquí en el estadio olímpico bajo la bandera olímpica.
“Aquí hay una visión para el futuro, una que encarna la unidad en la diversidad, una de paz y respeto mutuo”, enfatizó Hashimoto.
Hashimoto llamó a esto “el poder del deporte y una expresión de los valores fundamentales del movimiento olímpico”.

Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional

La esperanza a través del deporte
Por su parte, Thomas Bach expresó su gratitud al pueblo de Japón por albergar los eventos a pesar de muchos desafíos. Además, el presidente del COI hizo referencia a la reconstrucción de la nación después del terremoto y tsunami en 2011. Así como la resistencia del país del sol naciente tras la crisis mundial por el nuevo coronavirus.
Bach también enfatizó la importancia de la esperanza, especialmente a través del deporte, en tiempos difíciles.
“La pandemia nos separa. Pero hoy, en cualquier lugar del mundo en el que se encuentre, estamos unidos para compartir este momento juntos. La llama olímpica hace que esta luz brille más para todos nosotros”, dijo Bach.
Finalmente, el emperador de Japón, Naruhito, cuyo abuelo inauguró los Juegos Olímpicos de Verano de 1964 en Tokio, declaró oficialmente la apertura de la justa olímpica cuando un espectáculo de fuegos artificiales iluminó el Estadio Nacional.