Colaboración Especial de Guillermo Castillo
¿Cree usted en las segundas oportunidades? Tal vez en algún momento de su vida haya gozado de una, ya sea académica, laboral o personal. Y si ha sucedido, probablemente se haya dado cuenta que una oportunidad más no significa empezar de cero, sino tratar de volver, pero con un pasado a cuestas.
João Maleck es nuevo jugador del Cafessa, club jalisciense de la Liga Premier de México. Llega cedido por seis meses, proveniente del Santos Laguna. ¿No le suena el nombre de João Maleck? Posiblemente lo recuerde por ser el joven futbolista que, en estado de ebriedad, impactó su coche contra el de una pareja de recién casados. Lo que les causó la muerte.
El delantero provocó el accidente fatal en junio de 2019. Diecinueve meses más tarde, y después de una novela plagada de inconsistencias judiciales y mucho dinero de por medio, Maleck volverá a las canchas. Lo hará con el respaldo de figuras pesadas del futbol mexicano, como Héctor Reynoso y Pavel Pardo.
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El futbol y su negocio
Dejemos un poco de lado la justicia, ya que antes los ojos de la ley, João Maleck pagó su deuda con la sociedad. Tampoco consideremos el aspecto moral, porque la diversidad de opiniones sobre su continuidad en el deporte está a la orden del día. Pongamos el dedo en el renglón en un modelo de negocio sustentado en los sentimientos y valores.
Un club no vende principalmente camisetas, entradas a estadios o contratos televisivos. Para que todo esto sea posible, deben tener seguidores, atraídos por una filosofía y por una historia. La pasión debe nacer siempre a partir de una carga emocional que incluye identidad, valores y principios que hagan sentir orgullosos a sus aficionados. Pocas cosas son más duraderas que la pasión por el futbol y el amor a unos colores
Independientemente de la intención, Maleck provocó la muerte a dos personas y luego se favoreció de un sistema penal carcomido por la corrupción y la impunidad. Eso no es subjetivo. En un país enfermo de amnesia, que concede miles de oportunidades a los opulentos. El mensaje que envía el futbol mexicano, abre más la herida por la que respira nuestra nación a diario.
João Maleck no debe ser más jugador profesional. Creo en una segunda oportunidad para él. Pero lejos de una industria tan mediática y que pretende ser difusora de valores humanos y cívicos. Pero como sabemos que en nuestro glorioso balompié nacional la moral “es un árbol que da moras”. Al menos los clubes deben preguntarse si es la imagen que quieren para su negocio.
Un llamado a los dirigentes
Hay miles de jóvenes que buscan cada año una oportunidad en el futbol profesional. Estoy seguro que hay al menos cien de ellos mejores con el balón que Maleck, y que han encaminado su vida de mejor manera. Que no han matado a nadie.
No trato de ser juez y verdugo, o convertir en un paria a João. Sencillamente, un jugador con su pasado, no puede volver a pisar las canchas de un deporte que mueve masas, que ven tantos niños. Cuando alguien comete un error, la excusa suele ser: “Tranquilo, ni que hubiera matado a alguien”. ¿Y ahora?
Él estará bien lejos del futbol, el trago más amargo de su vida ya pasó. Incluso, para Maleck lo mejor sería reconstruir su vida fuera de los reflectores. Reitero, dueños de clubes: si no lo hacen porque es lo correcto, ¡háganlo al menos para no seguir manchando su negocio!