La Francia de hoy ofrece un muy buen ejemplo de política económica anti popular. O neoliberal o neoconservadora, es decir, el gobierno contra el pueblo. El gobierno de Macron, por decreto y sin el aval del Congreso, ha decidido retrasar la edad de jubilación y aumentar los años de cotización para obtenerla.
En el México de hoy, por lo contrario, se ha reducido la edad jubilatoria y han disminuido los años para tener derecho a una pensión de la seguridad social. Y no sólo eso. El gobierno otorga una pensión universal para los mayores de 65 años.
¿Qué puede tener de extraño, entonces, que el pueblo francés se manifieste, casi hasta la insurrección, contra el gobierno? Y tampoco resulta sorprendente que en México dos terceras partes de la población respalde al gobierno de López Obrador.
Y así como en Francia se aplica una política económica antipopular, en México se hace exactamente lo contrario. Digamos que en la antigua Galia se gobierna contra el pueblo, en tanto que en México se gobierna para el pueblo. Y como dice López Obrador, mejorando la célebre frase del presidente Abraham Lincoln, se gobierna para el pueblo y con el pueblo.
Evidentemente, en Francia desde hace, digamos cuarenta años, se ha abandonado tanto el concepto como la práctica del Estado de Bienestar, en tanto que en México han recuperado su vigencia.
O dicho de otro modo, mientras el gobierno de López Obrador trabaja para empujar hacia adelante el Estado de Bienestar, en Francia se marcha en sentido contrario.
Y es que el salario y las pensiones son, cada uno en su momento, la fuente de ingresos de la gran mayoría de la población. Y reducir uno u otro significa atentar contra la sobrevivencia digna de esos dos sectores de la sociedad.
Como lo muestra el caso francés, la lucha por establecer o mejorar las pensiones es hoy la tarea más urgente e importante de la lucha social.
En México, luego de un letargo de cuatro décadas, pueblo y gobierno han retomado la construcción del Estado de Bienestar, magna tarea que garantiza la justicia y la paz sociales.
En materia de pensiones ahora el modelo es México, que ha demostrado que es perfectamente posible mejorar los sistemas pensionarios sin alterar las demás variables económicas. Y lo que se dice de las pensiones puede afirmarse de los incrementos salariales, como igualmente lo ha demostrado el gobierno de López Obrador.