Las proyecciones de crecimiento económico para México el próximo año no son muy alentadoras, pues la mayoría de los organismos financieros prevén una caída del PIB nacional al pasar de un promedio de 2.5% en 2022 a 1.7% calculado para 2023.
Esto genera una percepción de crisis, pero para el doctor Gabriel Rodríguez Cedillo estos datos no deben ser señales de alarma, pues afirma que “a pesar de que las proyecciones para 2023 no son muy buenas, la economía nacional tiene una gripe sin llegar a un cáncer”.
“La salud de la economía nacional está débil, como la del resto mundo y ahora se encuentra en un proceso de recuperación en el aspecto macroeconómico y se espera que en 2024 quede completamente sano”, señaló.
Durante una exposición ante alumnos de la Universidad Anáhuac Mayab, organizada por el IMEF Universitario, el catedrático de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady) explicó, desde el punto de vista macroeconómico, el estado de salud de la economía mexicana y su proceso de recuperación tras dos años.
“Vamos a suponer que estamos en el año 0 de una empresa de celulares y hoy produje un celular, llega al año uno y produje otro celular. En términos acumulativos tengo dos celulares y en términos porcentuales tengo cero. La pregunta es, estamos mal o la medición o interpretación de la medida es diferente. Por eso consideraría que la salud económica del país se encuentra en un estado estable y en proceso de recuperación”, recalcó el académico.
País y empresa
El experto en finanzas públicas explicó que estas proyecciones de crecimiento no hay que verlas como si un país fuera una empresa, pues la diferencia está en que una compañía que deja de producir se va a la quiebra y desaparece, en cambio una nación, si deja de crecer en un sector, tiene otros que siguen produciendo para equilibrar la economía, como la manufactura, la construcción o los servicios o el uso de los recursos naturales.
“Un país no es como una empresa, realmente una empresa cuando no vende o produce, cierra y desaparece. Las proyecciones de crecimiento de los organismos miden el valor de la producción de un país. Lo que estamos produciendo lo estamos vendiendo, entonces, puedo tener un porcentaje pequeño de crecimiento, pero tengo tecnología, universidades, industrias, recursos naturales; eso es mucho más que una empresa, y así lograr la recuperación. A eso se llama riqueza”, señaló.
El economista yucateco explicó que el estado actual de la economía mexicana hay que analizarla tomando en cuenta un grupo de indicadores importantes, que son el empleo, la tasa de interés, la inflación, y el tipo de cambio, ésta última es la que está brindando cierta seguridad al conjunto de la economía, que en lo que va del año han sido los factores que el Banco de México y otros emisores centrales han tomado en cuenta para enfrentar los efectos del “frenazo” generado por la crisis sanitaria y la guerra entre Rusia y Ucrania.
“Tenemos que conocer el estado de la macroeconomía mexicana. El gobierno y organismos financieros internacionales toman muy en cuenta indicadores como la inflación, el precio de barril de petróleo, las tasas de interés en Estados Unidos para determinar cuál será el comportamiento económico en un tiempo determinado, así deben analizarse los cálculos publicados por los medios y analistas. Muchos solo evalúan la economía a partir de calcular un indicador o a todos, pero de manera aislada no integral”, destacó.
El especialista agregó que en estos dos años de pandemia hemos visto mucha volatilidad en la mayoría de las variables, “y en algunas, a mi parecer, ya están mostrando sus verdaderos nuevos valores de referencia. Como es el caso de la inflación. El factor bélico vino a profundizar el panorama y a plantear uno nuevo”.
El también integrante del sistema nacional de investigadores del Conacyt sugiere que hay que seguir de cerca los fundamentales macroeconómicos para poder entender mejor el estado de salud de la economía.
“Aún estamos en un proceso de recuperación gradual que no va llegar de forma plena si no hasta 2025, si no hay otro acontecimiento”.