Desde que la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés), dio su aprobación a un medicamento contra Alzheimer, científicos y médicos criticaron esta decisión. La comunidad científica, argumenta que no hay evidencia suficiente de eficacia. Además, expresan escepticismo sobre si deshacerse de las acumulaciones de amiloide mejora la función cerebral.
Otro de los argumentos médicos de quienes critican la decisión de la FDA, es el precio del medicamento. El cual tiene un costo de $56 mil dólares al año por paciente, es decir, más de 1 millón 100 mil pesos mexicanos. Por lo cual, señalan que el fármaco ofrece falsas esperanzas a las personas. Al tiempo que amenaza la salud financiera de Medicare y los bolsillos de los pacientes.
Cabe mencionar que tres miembros de una junta asesora de la FDA recomendaron no aprobar el medicamento.
Asimismo, Public Citizen, un grupo de vigilancia que frecuentemente critica a la FDA, pidió el miércoles la renuncia de tres altos funcionarios de la FDA. Bajo el argumento de que la aprobación fue “imprudente”.
Por su parte, los defensores del medicamento contra Alzheimer han expresado su confianza en que el fármaco ayudará a varios pacientes. Pues afirman que les ayuda a permanecer más tiempo en las primeras etapas de la enfermedad. Y conducir a más tratamientos que podrían ser más efectivos.

Más de 6 millones de posibles beneficiados
Gran parte del debate se centra en la sorprendente decisión de la FDA de aprobar una etiqueta amplia para el tratamiento. Lo que teóricamente significa que cualquiera de los más de 6 millones de personas con Alzheimer podría recibirlo. En la práctica, los médicos y las aseguradoras tendrán que decidir si restringen el medicamento a la población estudiada en los ensayos clínicos: Personas con deterioro cognitivo leve y demencia temprana, ambos causados por la enfermedad de Alzheimer. Ese es un trabajo en el que muchos médicos y aseguradoras no están contentos de tener que quedarse. Bajo el argumento de que necesitan más orientación de la FDA.
“En lugar de un grupo limitado de pacientes elegibles, ahora todos los pacientes y familias con Alzheimer piensan que tal vez deberían probar esto”, dijo Steve Miller, director clínico de la compañía de seguros Cigna.
“La FDA transfirió su responsabilidad a las aseguradoras. Nos convirtió a nosotros en los malos”, concluyó.