DE NORTE A SUR
Por Abigail A. Correa Cisneros
Los policías que estuvieron implicados en la muerte de la salvadoreña Victoria Salazar ya fueron detenidos. El uso excesivo de la fuerza debe condenarse, el presidente López Obrador reconoció que Salazar fue «brutalmente tratada y asesinada» por agentes de Tulum. Pero estas situaciones podrían prevenirse si quienes están a cargo de la ley tuvieran la capacitación requerida.
En el mundo son constantes los registros de policías que tras la fuerza excesiva matan a ciudadanos ya sometidos o que no oponen resistencia. Los hechos recientes en México demuestran que nuestras autoridades no están haciendo bien su trabajo. Es reprobable que una mujer, que llegó a México huyendo de calamidades, muriera a manos de quienes deben vigilar por el orden y la justicia.
La capacitación constante debería ser el recurso para un mejor desempeño en las actividades que realizan los cuerpos de seguridad. Se deben emplear técnicas especializadas y planificadas, como sugieren expertos, para evitar muertes sin fundamento. Y para esto se requiere invertir más y mejor en los encargados del orden.
Resulta insuficiente hacer pruebas de confianza si los policías actúan de manera irresponsable por el hecho de portar uniforme y el permiso de utilizar armas. La capacitación debe ser constante, no solamente al ingreso. Muchos opinan que quienes deseen formar parte de la seguridad del país, a nivel estatal o municipal, deban contar con una preparación mínimo de preparatoria.

¿Será suficiente?
Desde el punto de vista personal no lo es. El que se cuente con un grado académico no garantiza que un policía se detenga a pensar si está ejerciendo bien su trabajo. Por esto los elementos de seguridad deben contar con capacitación constante. Ya que se vuelve una herramienta en las tareas de prevención e investigación con una adecuada técnica-científica para combatir la delincuencia de manera más eficiente.
En años recientes se han documentado varios casos de detenciones en las que los infractores aparecen muertos. En el caso de los policías de Tulum no hubo que poner en tela de juicio el actuar de los agentes. Porque debido a los malos procedimientos frente a decenas de testigos se pudo afirmar que mataron a la mujer sin justificación alguna. Ahora tendrán que cumplir una condena por feminicidio.
Es indignante que luego de dejarla inconsciente ni siquiera llamaran a una ambulancia y simplemente la subieran a un vehículo de seguridad. Esto demuestra que tienen nulo conocimiento de la tarea que les fue asignada, si así actuaron cuatro policías de esta región, ¿qué se espera de los demás?
En México, la desconfianza de la ciudadanía a los elementos de seguridad es alto. Según la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) 2019 del INEGI. el 73 por ciento de las personas no se sienten satisfechas con el servicio que brinda la policía en su ciudad. Sólo el 33.5 por ciento tienen confianza en ellos. Es decir, tememos a quienes deberían protegernos y esto es en gran medida por el abuso de autoridad.
Por otro lado, la Encuesta Nacional de Estándares y Capacitación Profesional Policial (ENCAP) 2017 del INEGI. revela que 8 de cada 10 policías a nivel nacional dijeron haber tenido que adquirir por su propia cuentan algún material o accesorio para protección. Además, el 34 por ciento han tenido que comprar con sus propios recursos su uniforme o alguna prenda de este. Agregamos los salarios raquíticos. En promedio, los policías municipales obtienen poco más de 10 mil pesos mensuales.
Los excesos de los policías son constantes. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador debe poner el ejemplo de progreso y mejorar las condiciones de la policía en todos los niveles. Debe empezar por sensibilizar a los elementos de seguridad y brindarles constante capacitación.