De memoria
Colaboración Especial de Carlos Ferreyra
De plano así no se puede. Publiqué la foto que hoy repito, con aclaraciones y comentarios a granel y los pejemaníacos, la jauría se desató descontrolada, furiosa.
La foto, es claramente, un montaje gráfico, lo que los cultos actuales llaman Photoshop, igual que dicen arriba, up, abajo, down, adentro in, afuera out.
Como si fuese un texto en el que se utiliza una paráfrasis o figura literaria para resaltar un hecho. En esta gráfica se utilizó el cambio de la imagen para hacer notar que las honorables damas del entorno presidencial, están firmes. Y al lado de quien les indique el dedito de YSQ.
Hago un desvío en este camino: La rectificación de David Colmenares. Hombre al que conocí hace muchas lunas y al que siempre taché como probo, resulta el más claro ejemplo de obsecuencia, disciplina, obediencia ciega
Por otro lado, la periodista guerrerense Alejandra Ortiz, que en su portal 365D exhibe lo que no aceptamos en el centro. Las mujeres del estado no están ofendidas con la candidatura de Salgado Macedonio. Y lo más grave, los medios impresos y radiales le otorgan todo su respaldo.
Si lo llevan al Palacio de Gobierno estatal, debemos aceptarlo como la aprobación de la ilegalidad y del abuso. Del perdón a los delitos cuando son cometidos por quienes conforman ese primer círculo de poder.
La polémica imagen
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La voluntad del gobernante es indiscutible
En el país, en los estados. La voluntad del gobernante es indiscutible.
Entre los pejemaníacos que lanzaron toda suerte de insultos contra el autor de estas letras, apareció de una forma insólitamente destacada la veterana reportera. Defensora legendaria de los derechos de las mujeres, Sara Lovera.
Con dos decenas de mensajes cortos no solo descalifica el montaje, sino que con insistencia que no entiendo, me califica como macho. Parece ser su palabra predilecta para ofender a quien, por cierto, sí se siente macho.
Pero déjenme explicarlo. Soy hombre antiguo mucho muy anterior a las correcciones actuales. De cuándo decirle un piropo a una jovencita, no era motivo ni de escándalo o linchamiento. Y mucho menos de lucimiento para adorno de las denunciantes.
Resulta que de aquellos tiempos queda en mi mente y claro que en mi comportamiento, la expresión macho. La cual representa los valores de la hombría de bien, el valor personal y siempre, el respeto y la protección para el sexo opuesto.
Y protección al sexo opuesto no es ni sobre valoración, ni denigración para unos y otras.
Animalización del ser humano
Pero sucede que hoy, macho es símbolo de violencia, imposición, abuso y todo lo que, como a Sara le sucedió, signifique la animalización del ser humano. Mi verdad es única, parece decir.
Conozco a Sara hace unos 40 años, a lo mejor nada más 30. Pero el juicio que le merezco me parece desviado y no quisiera imaginar los motivos.
En cierta ocasión reciente, la periodista publicó un llamado para la obtención de un salario, situación en la que nos encontramos la mayoría de los trabajadores viejos de la información. No hay desdoro en eso, lo que hay es un sistema que no vela por sus ciudadanos, que alimenta pejemaníacos.
Cuando debí mandarme hacer un traje de pingüino para dos cenas con los reyes de Suecia, Sara tuvo la gentileza de acompañarme. Sin mayor cercanía, conservamos la amistad.
Ella conoce mi trayectoria, como yo conozco la suya. Estoy seguro que no tiene un solo elemento para enjuiciarme con la dedicación fervorosa con que lo hizo. No apelaré a su comprensión, pero me tranquilizaría si hay por allí alguna persona y no me limito a las damas, que pueda acusarme de falaz.
Entre las compañeras del oficio, gozo de buena fama. Claro que habrá más de una que no coincida con mi valoración personal. Pero de lo que estoy seguro es que difícilmente podrán adjudicarme comportamiento ofensivo.
Esta semana, por cierto, fui objeto de la atención de los pejemaníacos. Esos señores que se repiten unos a otros y se dedican a enlodar a todo crítico del gobierno, del sistema que no cambia.
Los meses siguientes crecerá la jauría. Bienvenidos.