El primer ministro británico, Boris Johnson, anunció un confinamiento de un mes de duración ante los inminentes incrementos de COVID-19 en Inglaterra. Esta medida comprende desde el pasado jueves 29 y hasta el 2 de diciembre.
Este confinamiento pone fin a la estrategia de restricciones locales por las que había apostado el gobierno conservador británico, por lo que se implementará el cierre obligado de comercios y negocios no esenciales, así como toda la hotelería. No obstante, algunos espacios como escuelas y universidades seguirán abiertos.
El anuncio del confinamiento llegó el mismo día en que Reino Unido confirmó que ha superado el millón de casos confirmados en laboratorio desde que estalló la pandemia, con más de 20 mil casos positivos en las últimas 24 horas.
Boris Johnson advirtió que, de no llevarse a cabo este nuevo confinamiento, Inglaterra podría enfrentar el colapso de todo el sistema de salud pública, la cual ya padece el actual aumento de casos.
“Los comercios no esenciales y los recintos de entretenimiento cerrarán, y los pubs y restaurantes deberán cerrar excepto para servir comida a domicilio”, señaló Johnson.
Al igual que en Francia, las autoridades inglesas aseveraron que este nuevo confinamiento no sería tan restrictivo como en la primera ocasión, pero sí implica que los ciudadanos no salgan de sus casas más que por motivos de educación, trabajo o compras de primera necesidad.
Entre los detalles más llamativos de este confinamiento, destaca la implementación de una hora al día de ejercicio y el contacto con una sola persona procedente de otra vivienda.
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