Análisis a Fondo
Por FRANCISCO GÓMEZ MAZA
- Coronavirus: el fracaso total del capitalismo
- Neoliberalismo: pensamiento pobre, repetitivo
La impotencia del mercado. Dice el refrán que esto termina hasta que termina. Y la Covid-19 aún no sólo no tiene término, sino que está rebrotando y con más fuerza, tanto que las autoridades de salud no descartan regresar al semáforo epidemiológico en rojo, si los contagios aumentan desproporcionadamente, como ocurre en otros sitios del mundo, en España o en Estados Unidos,
Hasta ayer domingo iban alrededor de 35.000,000 acumulados de contagios y un millón de muertos en el mundo. Y el virus, dicen los medios, ya pegó al corazón del imperio estadounidense con el presunto contagio de Donald J. Trump, hecho que trastoca el proceso electoral que debe culminar ya en un mes. La incertidumbre se une ahora al dolor y al duelo ocasionados por el Coronavirus.
En México, los opositores a López Obrador, desafiando al SARS-Cov-2, el virus que ha matado ya a unas 79 mil personas (estadísticamente) en 7 meses, culpan de todo al presidente, acusándolo de comunista. Y lo menos que aspiran es a que sea quemado en el Zócalo, de acuerdo con el deseo expreso para los morenistas de un personaje mediático de nombre Francisco Martín Moreno.
Así que mejor preparémonos. No conocemos el futuro, pero nos conocemos a nosotros, que no somos precisamente un dechado de responsabilidad, sino más bien una caterva de inconscientes y estamos muy cerca de volver a empezar este calvario que, para muchos, ha resultado insoportable.
Mas, qué hay detrás de esta gran desolación. Ni López Obrador, Ni López Gatel, ni la Secretaría de Salud, ni la Organización Panamericana de la Salud, ni la Organización Mundial de la Salud son culpables.
Hay algo que machacó este domingo, en la celebración de Francisco de Asís, el Papa Francisco: la pandemia del coronavirus ha demostrado que las “teorías mágicas” del capitalismo de mercado han fracasado y que el mundo necesita de una nueva clase de política que fomente el diálogo y la solidaridad, y rechace la guerra a toda costa.
Francisco planteó este domingo su visión para un mundo postCovid, uniendo los elementos clave de sus enseñanzas sociales en una nueva encíclica, “Fratelli Tutti” (“Hermanos todos”), publicada en el feriado del santo del que tomó el nombre.
“El mercado solo no resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal”, insiste el Papa, que lo tilda de “pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente”
«El derecho a la propiedad privada sólo puede ser considerado como un derecho natural secundario y derivado del principio del destino universal de los bienes creados”
«Todavía hay quienes parecen sentirse alentados, o al menos autorizados por su fe para sostener diversas formas de nacionalismos cerrados y violentos, actitudes xenófobas, desprecios o incluso maltratos hacia los que son diferentes»
«No nos olvidemos de los ancianos que murieron por falta de respiradores, en parte como resultados de sistemas de salud desmantelados año tras año”
Francisco reclama “un ordenamiento mundial jurídico, político y económico” que “incremente y oriente la colaboración internacional hacia el desarrollo solidario de todos los pueblos”, una suerte de cambio en Naciones unidas que otorgue “una voz eficaz en las decisiones comunes a las naciones más pobres”
Lamenta el “insano populismo” de quienes buscar “instrumentalizar políticamente la cultura del pueblo, con cualquier signo ideológico, al servicio de su proyecto pastoral y de su perpetuación en el poder”
Sobre la memoria: “Verdad es contar a las familias desgarradas por el dolor lo que ha ocurrido con sus familiares desaparecidos”
“Es fácil hoy caer en la tentación de dar vuelta a la página diciendo que ya hace mucho tiempo que sucedió y que hay que mirar hacia adelante. ¡No por Dios! Nunca se avanza sin memoria, no se evoluciona sin una memoria íntegra y luminosa»
Propone que, «con el dinero que se usa en armas y otros gastos militares, constituyamos un Fondo mundial para acabar de una vez con el hambre y para el desarrollo de los países más pobres”
Hubo papas que condenaron el liberalismo, la democracia, el comunismo. Hoy, en su tercera encíclica, Francisco decreta el fin del neoliberalismo y la dictadura de los mercados. En ‘Fratelli Tutti’, que el Papa ha regalado para tratar de construir un mundo nuevo y fraterno, se condena «este dogma de fe neoliberal», un «pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente”.
“El neoliberalismo se reproduce a sí mismo sin más (…). La especulación financiera con la ganancia fácil como fin fundamental sigue causando estragos”, arremete Bergoglio, en un texto profundo, concreto y entendible, que se lee de un jalón, y en el que el Papa desgrana las raíces de una sociedad mundial perdida y sin objetivos, y reivindica la «fraternidad universal» y el cuidado de unos con otros, frente a la cultura del descarte, frente a “el absoluto e intocable derecho a la propiedad privada”. “El derecho a la propiedad privada sólo puede ser considerado como un derecho natural secundario y derivado del principio del destino universal de los bienes creados”, proclama Francisco.
La condena de las guerras o de la pena de muerte (también, de la cadena perpetua), así como la denuncia de aquellos que, diciéndose cristianos, fomentan la xenofobia, construyen muros y dejan morir de hambre a millones de personas en el mundo son otros de los puntos que no dejarán a nadie indiferentes.
La verdad es que la carta papal no es para los fieles católicos, sino para toda humanidad que se aprecie de preocupada por el destino de la humanidad.
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