Las pérdidas de empleo ocasionadas por COVID-19 superan, las de cualquier otra crisis vivida en la región. Por ejemplo, en la crisis global de 2008-2009, el desempleo afectó a 22 millones de personas en todo el mundo. Si bien no se observan patrones homogéneos de pérdida de empleo por género, sí lo hay por grupos de edad, siendo los menores de 25 años quienes sufren las mayores pérdidas.
El Observatorio Laboral COVID-19 del BID también refleja la pérdida de casi el 7,7% del empleo formal en la región, equivalentes 3,4 millones de puestos de trabajo, de acuerdo con los registros administrativos disponibles para ocho países (Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, México, República Dominicana y Uruguay).
“Los datos nos demuestran que, en países como Chile, Colombia, México o Uruguay, la gran mayoría de los empleos perdidos estaban en el sector servicios, donde hay un componente alto de interacción social”, explica Oliver Azuara, economista de la División de Mercados Laborales del BID.
El Observatorio Laboral COVID-19 es una herramienta que ofrece información oportuna y relevante sobre el impacto de la pandemia en los mercados laborales de América Latina y el Caribe.
Así, pone en un mismo sitio información tradicional y complementaria, junto con otros datos sobre la importancia relativa del desempleo en la discusión pública.
De esta forma, es posible conocer, por ejemplo, que el número de vacantes anunciadas en diferentes bolsas de empleo en línea ha caído a la mitad en la región, “un indicador complementario del mercado laboral que nos da indicios claros de cómo será la tendencia de cara a los próximos meses”, explica Mariano Bosch, economista principal del BID.
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